Tiene como propósito relajar al hombre y llevarlo al contacto con su lado más sensible. fortalece los vínculos de intimidad y además sana
algún trauma, experiencia o condicionamiento negativo que haya existido hacia el sexo. Por eso, el orgasmo y la eyaculación no son el objetivo primordial de este masaje, sino la exploración de
una nueva forma de placer que no esté condicionada por factores tradicionales como alcanzar precisamente ese momento cumbre o climax.